Desde que dejó de trabajar en esta casa, Estrella no había vuelto a entrar.

Han pasado más de 75 años, hay espacios que apenas reconoce. Sí recuerda, sin ningún atisbo de duda, el que fuera su cuarto, o el recorrido que realizaba en sus quehaceres cotidianos como trabajadora del hogar. Pero lo que sobre todo recuerda es la salita en la que las señoras pasaban las horas, organizaban la hacienda o recibían a las visitas.

Ahora, Estrella es la que ocupa el sofá donde antes se sentaban ellas para contar esa parte de su vida y, con esta, La Vida de las Otras: trabajadoras del servicio doméstico, empleadas sin sueldo, mujeres de origen humilde sirviendo en casas de familias pudientes.